Se trata de la exposición más importante que se haya organizado sobre la obra del artista desde 1996, y su foco en las representaciones afrouruguayas le confiere un carácter verdaderamente inédito.

La exposición se enmarca en la conmemoración de los 130 anos de la abolición de la esclavitud en Brasil.

Pedro Figari: nostalgias africanas hace referencia al título de una de sus pinturas e incluye una profusión de escenas de lo cotidiano, dando dignidad y complejidad a la comunidad afro-uruguaya. La muestra cuenta con más de sesenta obras de colecciones públicas y privadas de Uruguay y Brasil e irá acompañada de un catálogo ilustrado con reproducciones de todas las obras expuestas y siete textos inéditos de los curadores Pablo Thiago Rocca, director del Museo Figari y Mariana Leme, curadora asistente del MASP, además de los expertos invitados: Patricia M. Artundo, historiadora del arte; Yamandú Acosta, filósofo; Olga Picún, musicóloga y antropóloga; Jean-Arsène Yao, historiador; y una nota biográfica realizada por la investigadora Camila Ruskowski. El catálogo será publicado en tres versiones: portugués, inglés y español.

La exposición es organizada por el MASP, Museo de Arte de São Paulo Assis Chateaubriand, en asociación con el Museo Nacional de Artes Visuales y el Museo Figari, ambos de Montevideo, y tiene curaduría de Mariana Leme, curadora asistente, MASP, y Pablo Thiago Rocca , director, Museo Figari. Se desarrolla desde el 14 de diciembre de 2018 al 19 de febrero de 2019. Una vez finalizada la exposición en el MASP, viaja a Montevideo para ser presentada en el Museo Nacional de Artes Visuales entre los días el 21 de marzo al 26 de mayo de 2019.

El 29 de junio de 1861 nació en Montevideo Pedro Figari Solari, hijo de padres genoveses. De joven manifiestó inclinaciones artísticas que fueron parcialmente postergadas por los estudios universitarios.  Luego de recibirse de Doctor en Jurisprudencia en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de la República de Uruguay, se casó con María de Castro Caravia, con quien tuvo nueve hijos. La relación con su familia política lo vinculó a un ambiente abierto a los estímulos del arte, donde conoció al maestro Goffredo Sommavilla, pintor italiano de formación académica con el que estudió un tiempo.

En 1889 fue designado abogado Defensor de Pobres en lo Civil y en lo Criminal, cargo que lo puso en contacto con un medio social que alimentó los temas de su obra pictórica y literaria.

Luego de una intensa actividad pública, en 1918 abandonó todo, hogar inclusive, y se dedicó a pintar. En 1921 se mudó a Buenos Aires, donde se quedó cuatro años y recibió un gran reconocimiento por su pintura. En 1925 se trasladó a París donde permaneció nueve años y obtuvo su definitiva consagración como artista plástico.

Regresó a Uruguay en 1934 y el 24 de julio de 1938 falleció en la ciudad de Montevideo, dejando un legado prolífero de pintura y escritura.